Aunque presente durante todo el año, el tomate alcanza en el periodo estival su máxima expresión en la cocina, sobre todo como personaje central de uno de los platos más unido a los calores: el gazpacho.
En cuestión de gazpachos cada hogar tiene su método, ya sea con más o menos tomate, cebolla, ajo, aceite, pepino, pimiento, comino, miga de pan y agua, o sin alguno de estos elementos. Incluso se opta por la mezcla de 2 o más variedades de tomate para aportar cada una de sus características particulares. Y aunque el tomate se ha convertido en el ingrediente básico de la receta, ha sido el último en integrarse, pues su consumo no se generaliza en España hasta el Siglo XVIII y no se suma al gazpacho hasta un siglo después.
Les ofrecemos 3 variedades de tomates para su particular gazpacho:
Tomate de rama, que da como resultado un gazpacho más líquido; tomate pera, con un acabado más espeso, y el tomate “rebelión”, con un vivísimo color rojo del que obtendremos un plato de textura espesa y un cierto matiz dulce.
Pero si de tomates hablamos y usted quiere saborearlo en todo su esplendor, es ineludible resaltar en estas fechas el tomate de alta gama, la explosión de sabor del tomate rosa de Huesca de la firma Basia, que ya está presente en nuestro puesto, y aunque estos primeros son de invernadero, a mediados de julio llegarán los de “huerta de verdad”, que se mantendrán hasta finales de septiembre/octubre. Un tomate rosa extraordinario con piel fina y una carne de textura firme, sin pepitas, de sabor delicado y dulce. Lo que todos entendemos como “un tomate con sabor de antaño”.
Otros productos que nos llegan de Huesca, provienende la explotación Finca de Ángel, donde la combinación de la salinidad de las tierras del Bajo Cinca, el agua del deshielo del Pirineo y un microclima excepcional dan como resultado unas frutas únicas: melocotón amarillo, aromáticas piezas de fruta de las variedades “Romea” y “Catherine”; paraguaya o paraguayo rojo (que de las dos formas se admite), que se deshacen en la boca, y nectarina blanca, que hace mención al color de su carne y que contiene todo el sabor de la fruta recolectada en su momento justo de maduración.
Es momento también para las increíbles brevas de Albatera, Alicante, centro neurálgico de la producción de brevas e higos, en este caso la variedad rayada: frutos de aspecto uniforme, de buen tamaño y un incomparable sabor y color.
Y que decir de las picotas y las cerezas del Valle del Jerte, con la garantía de la denominación de origen Cereza del Jerte, con su inconfundible color rojo oscuro, su tono brillante, su carne jugosa y dulce, que son indicadores de su perfecto estado de madurez. Recolectadas de forma artesanal, a mano, evitando las horas de calor, para que se mantenga su firmeza, y escogidas en el momento oportuno. Un auténtico lujo estacional.
Mencionar también las ciruelas “fresa”, cuya fina piel esconde una carne roja deliciosamente dulce. Su duración a la venta es breve, por lo que le recomendamos no se las pierda.
Por último hacer referencia a una práctica novedad para hacerle la vida más fácil. Se trata de las láminas Keepfresh, que se colocan en el fondo de los cajones para verduras y hortalizas del frigorífico para lograr que los productos guardados se mantengan frescas durante más tiempo.
Los productos recolectados siguen madurando bajo los efectos de los volátiles emitidos por ellos mismos, uno de estos es el etileno. La función de estas láminas es absorver este gas logrando conservar las cualidades organolépticas de los vegetales.
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