Qué no tendrá el pollo a la cazadora para que le hayan asignado un día en el calendario de efemérides gastronómicas en Italia. Guiso de origen humilde que a lo largo de la historia ha conseguido un lugar de honor en la restauración mundial.
El país que cuida y ensalza su cocina está comprometido con su patrimonio, con su tradición, pues la gastronomía de un ámbito geográfico es una buena parte de su acervo cultural. En ello Italia, al que nadie puede discutir su enorme habilidad para saberse vender, es un ejemplo de estas buenas prácticas para preservar, y al mismo tiempo internacionalizar, su bagaje culinario. Su calendario está plagado de jornadas en las que se potencia una receta o un producto autóctono.
Hace escasos días se celebraba el Día Nacional del Pollo a la Cazadora (Giornata Nazionale del Pollo alla Cacciatora), uno de los platos más tradicionales del recetario italiano, presente en muchas regiones – con su refrendo en el resto de las culturas de los países de la cuenca mediterránea- y cuya autoría reclama la Toscana, pero que aparece en otras muchas zonas, cada una con su tipismo particular y su especial encanto, pero siempre ligado a las tradiciones agrícolas. Un punto en común es el uso de hierbas, especialmente de romero, y la inclusión como ingrediente de vino o vinagre, y siempre con la el marchamo de la cocina rural elaborada con los productos más cercanos.
Pero ¿porqué se le llama “cazadora”?. La teoría más probable se base en que la combinación de ajo y romero, tan presentes en este plato y en otras elaboraciones con esta denominación, coincida con la base de todas las preparaciones que los cazadores utilizan para saborizar sus capturas a la hora de guisarlas, con ingredientes que pudieran encontrar a la mano o sencillos de transportar.
El caso es que esta receta ha traspasado fronteras y se posiciona como uno de los guisos de pollo más famosos del mundo, y presente en los menús de todo el planeta, llámese Italian hunters chicken, Poulet chasseur, Poulet Cacciatore…
Este estilo “a la cazadora”, cuyo resultado es un canto al sabor es una preparación comodín, en el sentido que se utiliza para conejo, caza, cerdo, cordero…, y en cada caso el resultado es un premio para el paladar.
Aunque resulte obvio, cuanto mayor sea la calidad del pollo que utilicemos en su elaboración mayor éxito tendrá entre sus comensales, por lo que le recomendamos la elección de pollos de alta gama, campeones en sabor y jugosidad, ya sea un pollo negro del Penedés, pollo de corral del Valle del Esla, un pollo amarillo de las Landas o un pollo de caserío Luma Gorri, por ejemplo. Con esta elección habrá dado un paso más para alcanzar la gloria.
Receta de pollo a la cazadora
Ingredientes (4 personas):
1 kg de muslos de pollo
4 hojas de laurel
1 rama de romero fresco
2 dientes de ajo pelados
400 ml de vino tinto de calidad
3 filetes de anchoas
50 g de aceitunas negras
400 g de tomate triturado o el mismo peso de tomate natural en trozos
50 ml de aceite de oliva
harina para espolvorear
Sal
Pimienta negra molida
Comenzar salpimentando los muslos de pollo con sal y pimienta negra. Ponerlos en un bol y añadirles un diente de ajo machacado, las hojas de laurel y la ramita de romero. Añadir el vino tinto cubriendo la carne y dejarlo marinar como mínimo una hora o incluso mejor toda una noche en la nevera.
Cuando el pollo esté marinado, escurrirlo y secarlo con papel de cocina, después enharinarlo sacudiendo el exceso de harina. Reservar la marinada.
Precalentar el horno a 180 grados.
En una cazuela que valga también para el horno añadir el aceite a calentar. Ir sofriendo el pollo en tandas hasta que esté dorado, reservándolo en un plato.
Mientras, hacer rodajas con el diente de ajo y freírlo en la cazuela sin que se tueste. Añadir las anchoas picadas, las aceitunas en rodajas y el tomate troceado. Echar los muslos de pollo y la marinada por encima. Llevar a ebullición.
Colocar la cazuela en el horno tapada, si no disponemos de tapa que resista el calor poner dos hojas de papel de aluminio cubriéndola. Hornear durante una hora y media. Retirar el laurel y el romero y servir.
Receta de Esther Clemente en la web Directo al Paladar
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