La llegada del verano convierte a los mostradores de Frutas Charito en una explosión de color y brillo. Frutas y verduras de temporada rivalizan para mostrar su cara más espléndida.
Ya se anuncia, aproximadamente a mediados de Julio, la entrada en escena de una de las joyas de la temporada: el Tomate de Huesca. Ese al que todos nos referimos como “el tomate que sabe como los tomates de antes”. Y no es gratuita esta afirmación, el tomate Rosa de Huesca, por su lugar de origen, es uno de los elementos más notables de la huerta oscense.
De escasa piel, gran cantidad de carne y sabor más dulce que otros, es el resultado del cuidado que aporta el agricultor para facilitar el crecimiento y desarrollo de la planta. Su peso está en torno a los 500 y 900 gramos por unidad. El único fertilizante que se utiliza es el estiércol natural.
Se cosecha en el punto idóneo de maduración y su recolección es muy cuidadosa, De producción limitada nunca pasa por una cámara frigorífica antes de su venta. Una vez recogido, mantiene una larga conservación en la nevera del cliente.
En esta “calle de las estrellas hortofrutícolas” en que se convierte por estos días Charito, aparecen también los productos de uno de sus suministradores más notables. Se trata de las nectarinas, melocotones y paraguayas de Finca de Ángel, en Fraga, Huesca. Excepcionales frutas que son producto de la combinación de diversos factores naturales, como el riego exclusivo con aguas del deshielo del Pirineo, la salinidad de las Tierras del Bajo Cinca, junto con un microclima excepcional, creando una fruta con aroma y sabor realmente únicos.
Y como colofón recordar que en estos días podrá degustar una variedad específica de las Cerezas del Jerte. Están cultivadas a 2.000 metros de altitud y su fruto es de gran tamaño y de una dulzura extraordinaria.