La vieja polémica sobre el consumo de pescado azul o pescado blanco seguirá generando largas polémicas entre nutricionistas. Pero parafraseando aquel dirigente chino que afirmaba “gato negro, gato blanco, lo importante es que cace ratones”, es perfecto para acercar postura. Da lo mismo que el pescado sea azul o blanco, lo importante, y sano, es consumir pescado.
La clasificación entre pescados azules y pescados blancos hace mención a su contenido en grasa de su carne. De tal forma que se denomina genericamente pescados azules, o pescados grasos, aquellos que se encuentran entre el 5 y el 10 % de contenido de grasa en sus músculos, en tanto que los blancos, o pescados magros, no alcanzan el 5%.
Y para complicarlo un poquito más, existe una tercera categoría, los pescados semigrasos, que no representa un grupo definido en si mismo si no que agrupa a los pescados, ya sean azules o blancos, que según la época del año reducen su porcentaje graso, estando por encima del 2% pero no superando el 6%.
A simple vista, todo parecería indicar que lo más recomendable es el consumo de los pescados blancos, menor contenido graso y por consiguiente menor valor calórico. Craso error, pues entre ese alto contenido de grasa de los pescados azules se incluyen una gran proporción de grasas saludables, esenciales para el buen comportamiento de nuestro cuerpo.
Pero para esta ocasión nos vamos a centrar en los pescados blancos, del tipo: bacalao, lenguado, merluza, cabracho, rape, faneca, congrio, gallo, rodaballo…
Pescados Blancos o Magros:
En términos generales son animales más sendentarios, menos propensos a las travesías, por lo que no necesitan ni acumular grasa (energía) en sus cuerpos, ni tampoco les hace falta una aleta caudal fuerte, por lo que ésta suele ser más plana y redondeada.
Su carne es blanca y es de más fácil digestión. Llena de proteínas, sales minerales y gran contenido en gelatinas, además de un alto contenido en yodo (fundamental para nuestra glándula tiroides) y ricos en vitaminas del grupo B.
Existe alguna variedad un poco más rica en grasas, como el besugo, el salmonete o la lubina, que contienen vitamina A.
Entre las especies de pescado blanco se encuentran los pescados planos: lenguado, dorada, gallo o rodaballo, cuyo contenido de grasa es aún más bajo y su contenido en proteínas más alto, y extraordinarios como aporte de vitamina B12. Si se consumen en fritura acumulan más aceite que los de formas redondeadas, con lo que terminaremos consumiendo un producto con alto valor calórico.
Entre sus propiedades saludables, su consumo regular puede reducir los niveles de colesterol y prevenir enfermedades cardiacas, recordando que para potenciar estas cualidades sanitarias la mejor forma para consumirlo es cocido, al vapor, al horno o asado.
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