Con su sabor intenso y excepcional a mar, cada pequeño berberecho esconde multitud de nutrientes, vitales para la salud. Uno de los tesoros que las rías gallegas nos ofrecen.
Cada día le ofrecemos la mayor variedad del mejor pescado y marisco, buscando los mayores niveles de calidad y adecuándonos a la temporalidad del producto, cuidando que la seguridad alimentaria, la frescura y la correcta presentación sean parte de nuestro sello de garantía.
Y la agenda de temporada nos invita a ensalzar hoy las virtudes del berberecho, que en las rías gallegas se encuentra en plena celebración, con fiestas de degustación, como la que se festeja en Foz, donde se rinde culto multitudinario a las excelencias de este bivalvo.
De un tamaño máximo de 5 cm. Este pequeño molusco presenta valvas semiesféricas y abombadas, con una serie de surcos muy marcados, que esconden en su interior una bolita de carne gastronómicamente muy apreciada por un característico sabor a mar, aromática y muy diferente al de otros moluscos. Su forma de corazón le valió el nombre de “corazón comestible”.
Su forma de captura puede ser mediante el marisqueo a pie, la más común y tradicional, en la zona entre mareas, en la que por medio de un rastrillo se remueve la arena donde se encuentran enterrados, o mediante un rastro de vara desde una embarcación, a la que se le denomina marisqueo a flote.
Se caracterizan por presentar un bajo contenido en grasa (0,5 g por 100 g de porción comestible), lo que significa un escasísimo aporte calórico –poco más de 26 Kcal por cada ración media-, y baja cantidad de colesterol, si se compara con otros mariscos. Pero su mayor cualidad está en el aporte de yodo y hierro. Basta una ración de berberechos para cubrir el 80% de la ingesta recomendada de yodo en mujeres y el 64% en hombres, mientras que en el caso del hierro cubre el 74% en mujeres y por completo si se trata de hombres. O lo que es lo mismo, su consumo es ideal para combatir casos de anemia.
Si a esto le añadimos un significativo aporte de vitaminas, como niacina y vitamina A, estamos ante un alimento extraordinario desde el punto de vista nutricional.
Los berberechos frescos siempre exhalan un intenso y agradable olor a mar. Deseche aquellos que mantengan las valvas completamente abiertas, o si no reaccionan cerrando su concha al presionarlos.
Recuerde que conviene lavarlos convenientemente bajo el chorro de agua, incluso mantenerlos sumergidos en agua fría con sal, para purgarlos de forma adecuada, pues eliminaremos los posible restos de arenilla que acumulen en su interior.
Aún cuando asociamos su consumo al aperitivo, momentos dichosos en torno a una ración y acompañada de cerveza fresquita o un vino blanco adecuado, ya sean crudos –dice la tradición que es mano de santo para la resaca- o al vapor, con o sin limón, cocidos, a la plancha, a la marinera, en sopas, en arroces, con pasta…, o como manda la cánones gallegos, en empanada.
Existe una elaboración típica de A Mariña lucense que integra dos productos autóctonos en un mismo plato: las fabas de Lourenzá con los berberechos de la ría.
Como dato curioso, y que habla de la intensa colaboración del berberecho con el ser humano, no solo la grata sensación en paladar, también nos hemos beneficiado de su concha, que se recicla en la industria conservera para su uso en la obtención de carbonato cálcico, reutilizado en industrias cementeras formando parte del asfalto en carreteras, en la fabricación de piensos para aves ponedoras –pues endurece la cáscaras de los huevos-, elaboración de abonos, en la industria papelera, o en la industria farmacéutica y cosmética, presente en dentífricos y maquillajes. Sigue dando beneficios mucho después de habernos proporcionado todo su sabor.
Pescados de invierno
Recuerde que el besugo sigue teniendo su protagonismo, que ha arrancado la época del bacalao fresco noruego –skrei–, o es tiempo del mero, la caballa, el fletán…, y que en nuestra sección de pescados salvajes brillan con luz propia soberbias lubinas, que como la de la imagen en algunas ocasiones superan los 10 kilos de peso!!!.
O de imponentes calamares de anzuelo, capturados de forma artesanal y mucho más sabrosos y con mejor textura que los pescados con redes.
En resumen, tiene mil y una posibilidades de consumir pescado fresco excepcional.
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