Una elaboración que muestra la excelente colaboración que la perdiz, y la caza en general, aportan a las legumbres transmitiendo sabores y excelencia.
Receta cortesía de la web La Cocina Divertida
Ingredientes:
1 kg de alubias blancas I.G.P. La Bañeza 2 perdices de caza 2 cebollas 2 dientes de ajo 2 zanahorias 2 ó 3 tomates (pelados y triturados) laurel aceite de oliva agua sal
En la víspera ponemos las alubias en un cazo con agua fría a remojo.
En una cazuela ponemos las alubias y cubrimos de agua; cuando empiece a hervir desespumamos y añadimos un ajo machacado en el mortero con agua, para “asustar” las alubias (corta el hervor y concentra mejor el sabor de las alubias), añadimos sal, media cebolla, una hoja de laurel y un chorrito de aceite de oliva. Cocemos hora y media aproximadamente (habrá que añadir agua fría de vez en cuando).
Por otro lado, picamos la cebolla y media, dos puerros y dos zanahorias y rehogamos con 2 ó 3 cucharadas de aceite de oliva en la olla.
Mientras, cortamos la perdiz libre de pluma en cuatro trozos y cuando esté la verdura rehogada pero sin dorarse añadimos las perdices troceadas, dejamos que se dore el conjunto y añadimos un vasito de coñac; cuando el alcohol se evapore echamos el tomate triturado, damos unas vueltas y añadimos agua, laurel y sal.
El tiempo de cocción dependerá del tipo de perdiz; al menos ha de cocer 1 hora si es en olla rápida; en cazuela necesitará más de dos horas si la perdiz es silvestre.
Una vez cocida, separamos las perdices y trituramos la salsa por un colador chino. A esta salsa incorporaremos las alubias y las perdices. Por último damos un hervor al conjunto durante 10 minutos.
Una de nuestras especialidades es el pollo adobado, en sus múltiples formas, con un aderezo único y natural para dar a las piezas de pollo de corral un acabado perfecto.
El adobo es una técnica ancestral de conservación y aliño de los alimentos, que lejos de pasar de moda se ha adaptado a las nuevas tendencias alimenticias porque aporta alegría con su mezclas de colores, matices de gusto y textura, al mismo tiempo que facilita la elaboración de una comida, pues con un paso rápido por el fuego purificador (ya sea plancha, sartén, brasa o barbacoa), sea en solitario o en compañía de salsas extras, conforma un plato principal en un suspiro.
Desde nuestros orígenes en el mercado, y ya peinamos canas, hemos cuidado con especial esmero la preparación de nuestros adobos, huyendo de las mixturas que no tienen gracia, ni sabor, ni matices. Ajustándonos a la tradición, nuestro ingrediente fundamental es un buen Pimentón de la Vera, de la mayor calidad, que le aporte ese tono ahumado esencial y único; a ello le añadimos especias y hierbas aromáticas que consigan un aliño equilibrado que impregna las piezas de pollo y que proporcionará el gusto especial.
Con estos mimbres cada mañana afilamos los cuchillos y seleccionamos las mejores piezas de nuestros pollos – aves de primera calidad- para realizar cortes pequeños y regulares para ensartar en brochetas y pinchos, o escogemos excelentes alitas o elegimos las suculentas pechugas que serán sumergidas en nuestro adobo. Una labor que se realiza en cada jornada a la vista de los clientes más madrugadores.
Si lo desea puede llamarles pinchos morunos, el que quiera que los bautice como le venga en gana. Utilizamos la mejor carne de pollo y la fórmula magistral de nuestro adobo para preparar las brochetas, que puede elegir en 3 formatos: carne, y solo carne, de pollo adobado; brochetas en las que alternamos los dados de pollo con trozos de crujiente pimiento verde, o las brochetas de pollo al currymade in Hermanos Gómez, nuestro guiño más oriental, en la que el adobo de la casa se perfuma con la mejor mezcla de especias indias.
Con las más tiernas y suculentas pechugas de pollo de corralpreparamos estas piezas aderezadas, lo que preserva y eleva la terneza y jugosidad de la deliciosa carne de pollo. Perfectas para preparar a la plancha, al horno o empanadas, en todas las opciones el resultado siempre será inmejorable.
Unas de las partes más sabrosas del pollo, perfectamente limpias y maceradas con el aliño idóneo. Listas para emprender camino a la sartén o al horno y saciar el apetito de los devoradores de este plato, que los hay y son multitud.
En Estados Unidos el consumo de alitas de pollo más que una costumbre es un vicio. Especialmente difundido por todo el país se incrementa exponencialmente cuando se le asocia a algún evento deportivo, que en algunos casos, tales como la Super Bowl, esa especie de final de Champion del fútbol americano, se llegan a consumir en un solo día la friolera de 1.250 millones de alitas de pollo. Desmedida afición a comerse los apéndices de las aves que tiene su propio festival en la Wing Bowl, donde se premia a la persona que más alitas es capaz de comer en el menor tiempo posible.
Y como complemento le proporcionamos las salsasapropiadas para acompañar estos adobos. Nada mejor para acompañar un alimento que gusta a todos.
En Pollería Hermanos Gómez te suministramos el pollo adobado al estilo tradicional, pero si quieres experimentar en la elaboración de adobos aquí te dejamos una receta de ensalada templada con pollo adobado y pimientos asados del blog La Cocina con Cariño
Ingredientes:
2 Pimientos rojos de asar 2 pimiento verdes de asar 1 tomate rojo grande 1 cebolleta cortada en juliana 3 cucharadas de maíz El caldo que sueltan los pimientos Aceite de oliva virgen, vinagre y sal
2 medias pechugas de pollo 2 dientes de ajo 1 cucharadita de comino 1 cucharadita de curry 1 cucharadita de pimentón Sal y pimienta molida Zumo de un limón 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Comenzaremos poniendo una plancha de asar a fuego medio. Cuando esté caliente ponemos los pimientos e iremos volteándolos según se vayan haciendo. No os preocupéis, hay que tostar totalmente la piel para poderla quitar y que el pimiento quede tierno, por eso hay que hacerlos a fuego medio y no a fuego fuerte. Una vez estén listos, sacamos en un bol y tapamos con un trapo. Esto facilitará el eliminar la piel.
Es importante que no se rompan durante el asado, para que no pierda el jugo, ya que lo usaremos en la vinagreta. Esto es fundamental.
Los dejaremos atemperar tapados y luego los limpiaremos de piel y de semillas. Al retirar el culo, el caldo lo verteremos en un cuenco y el que suelten durante el enfriado, también. El caldo, que estará manchado de trozos de piel tostada y de semillas del pimiento, lo colamos y lo reservamos.
Mientras que se hace el pimiento, vamos a preparar el adobo del pollo. Primero cortamos las pechugas en tiras, como de dos dedos de gruesas y cada tira, podemos cortarla nuevamente a lo ancho y luego a lo largo por la mitad.
Picaremos los ajos muy pequeñitos y los añadiremos a pollo, el comino, curry y el pimentón. Salpimentamos.
Ahora ponemos el aceite y el zumo de limón y mezclamos todo. Lo tapamos y lo dejamos reposar y macerar al menos 2 horas.
Bien, tenemos el pollo macerado y los pimientos limpios y asados. Vamos a cortar los pimientos a tiras, del tamaño que nos apetezca o guste. Añadiremos el tomate cortado a gajos.
Ahora pondremos por encima la cebolla y el maíz. Hasta ahora todo bien. Preparamos la vinagreta con 2 partes de caldo de los pimientos 1 parte de vinagre, 3 partes de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta molida. Tomad como referencia que para aliñar esta cantidad una parte, podemos tomarla, como 1 1/2 cucharadas de vinagre, A partir de aquí salen las medidas. Mezclamos con varilla y ponemos por encima del aliño.
En fuego medio/fuerte, vamos a dorar los trozos de pollo con el aliño que hemos preparado, junto con 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra. Hay que dorarlo, hasta que por dentro estén hechas.
En el plato pondremos como base el aliño, y encima colocaremos los trozos de pollo con un poco del aceite de saltearlos por encima, en caliente.
La cocina de caza tiene sus tiempos y sus pausas. Aunque a lo largo del año se puede encontrar carnes de caza de excelente calidad, de productores que recrean en semilibertad el entorno, la alimentación y la crianza de las aves más populares – caso de nuestras codornices de Las Landas que ofrecemos siempre- es en tiempo de la temporada de caza de media veda cuando restaurantes y cocineros despliegan toda su versión de especialidades en torno a la caza. Y tienen sus razones, los ejemplares abatidos en el campo, y después comercializadas, presentan peculiaridades que las hacen singulares y únicas, que se materializa en aromas y sabores que solo su vida silvestre le confieren.
Por ello, recién abierta la media veda, la temporada que desde mediados a de agosto a septiembre/octubre (difieren las fechas y las especies según las regiones) se inicia la fiesta de las especialidades culinarias de caza, en la que codornices, tórtolas y torcacesrivalizan en las mejores cartas.
Con todo parece que este año el tiempo, el climatológico, no va a favorecer la temporada, pues la falta de lluvias ha obligado a adelantar las labores agrarias allí donde especies como las codornices encuentran sus condiciones óptimas de habitabilidad. Pero no se preocupen, es nuestra labor encontrarlas y poder ofrecer, como cada año, los mejores ejemplares.
Codorniz
La carne de codornizdestaca desde un punto de vista nutricional por su riqueza en proteínas de buena calidad, las consideradas como proteínas de alto valor por su alto contenido en aminoácidos esenciales.
Es una carne magra, con escaso contenido calórico, 100 gramos aportan solo 106 kilocalorías y apenas 1,6 gramos de grasas. Mientras que son un buen suministro de vitaminas del grupo B.
El color de la carne es el elemento que le permitirá diferencia a un ejemplar de granja de uno salvaje. El primero muestra tonos sonrosados, mientras que la codorniz silvestre tiene coloración más oscura. Con un peso medio de 150 gramos (sin limpiar su interior) son necesarias al menos 2 piezas por comensal y si está pensando en elaborar un plato principal.
Una vez adquiridas las codornices puede conservase en la nevera dos días antes de su consumo, o congelarlas (hasta 6 meses) incluso piezas sin desplumar, pero recuerde que si ha optado por congelar debe desplumar el ejemplar antes de finalizar la descongelación, lo que le facilitará la tarea.
Carne muy delicada, fina, suave y tierna que es eje central de buena parte de alta cocina en toda España. Sabrosos estofados, escabeches, cocidos y guisos, siempre acompañada de salsas especiadas que resaltan sabores y aromas. Aunque admite, con resultado notable, elaboraciones sencillas, por ejemplo abiertas en canal y posadas en la parrilla con algo de ajo y perejil, o al horno.
Se asociada a las mil maravillas, como contorno o relleno, con setas, foie, tocino, cebollas, espirituosos como el ron, el brandy o el coñac.
Tórtola
Foto: CanalCocina
La tórtola es una de las aves de caza de más sabor, quizás por que también es una de las que aporta más grasa (todo tiene su cara B), pero con un alto aporte de proteínas, vitaminas y minerales como el hierro y el fósforo.
En cocina sus platos esenciales con guisos, asados y estofados, en los que marida perfectamente con uvas, al vino tinto o encebolladas.
Paloma torcaz
Foto: Hogarmanía
La paloma torcaz es un ave con un aporte graso inapreciable y un alto índice de proteínas. Su aporte energético es de 1,7 Kcal. Una cuarta parte de su contenido consiste en proteínas y menos de un miligramo por cada cien gramos pertenecen al colesterol.
Su carne con un sabor único y distinguido, pronunciado con una tonalidad salvaje pero muy sutil.
Para su elaboración se aconseja elaborarlo en su justa medida, la pechuga -o supremas- por ser más magra y con menor cantidad en grasa, se realizará en parrilla consiguiendo un punto interior tierno, jugoso y un sabor muy intenso. Para los muslos, suaves y de gran sabor, encontramos técnicas de cocción diferentes, como rehogados, encebollados, arroces, estofados o a la parrilla. Los tiempos de cocción variaran si queremos conseguir la misma terneza en ambos.
En tiempo de media veda las codornices se convierten en icono de la gastronomía, combinando con productos que potencian y colaboren en potenciar sus aromas.
Ingredientes (4 personas):
4 codornices 120 g de foie gras de pato 100 g de magret de pato ahumado 3 manzanas Golden 200 g de Boletus 50 g de chalotas 200 g de calabacines 120 g de castañas 80 g de habas 25 cl de nata líquida 50 g de mantequilla 30 g de perejil Azúcar Sal Pimienta
Hundir las castañas en agua hirviendo y pelarlas. Tambien se puede utilizar castañas congeladas ya peladas para facilitar esta etapa.
Cortar el foie en palitos. Saltear rapidamente los palitos de foie y salpimentarlos. Colocarlos sobre papel absorbente
Saltear tambien las castañas picadas en la grasa del foie, guardar para el relleno.
Rellenar las codornices con el foie y las castañas, y atarlas bien.
Pelar las manzanas, retirar el corazón y las pepitas, y cortarlas en gajos.
Meter las codornices a asar durante 40 mn en el horno a 190ºC.
Cortar los calabacines en forma biselada y saltearlos con el magret cortado en tiritas, conservándolos ligeramente crujientes.
Cocer las habas en agua hervida salada unos minutos, luego añadir los calabacines. Guardar todo en la sartén.
Pochar con mantequilla la chalota cortada en láminas finas, añadir los boletus, dejar colorearse ligeramente.
Añadir la nata y dejar a fuego lento hasta obtener una consistencia espesa.
Montar todo muy caliente, arreglar según su gusto.
Huevo, egg, oeuf, ei, ovum, ovo…, lo llame como lo llame, el huevo representa el alimento de la versatilidad y es materia prima imprescindible en los frigoríficos de los hogares y los restaurantes. Su utilización, no se reduce a su consumo como elemento principal de las casi infinitas recetas que existen, sino que es parte integrante de otras muchas, que serían imposibles o de muy difícil realización, sin su ayuda. Sin duda se podría afirmar que el concepto cocina, tal y como la conocemos en la actualidad, no existiría sin este colaborador necesario.
El huevo está en nuestra alimentación desde los albores de la humanidad y su consumo ha acompañado al hombre a lo largo de su historia, como uno de los alimentos más universales, ya que no hay cultura en la que no tenga presencia, y en todas, por lo general, se debe a su precio asequible, a su contribución alimenticia y por la inmensa variedad de recetas que se preparan con ellos.
Por regla general, ya sea los más habituales, de gallina, o de codorniz, de oca , de pato, de avestruz…, su aportación calórica no es muy alta, aproximadamente 80 calorías, pero contribuyen con un buena cantidad de proteínas, 6 gramos, de hierro, de calcio y de vitaminas A, B, D y E.
Aunque nosotros nos encargamos de que cada huevo adquirido en Pollería Hermanos Gómez tenga la máxima frescura, es aconsejable que sepa que el tiempo máximo para su consumo sea de 20 días contados a partir del momento de puesta, siempre y cuando se hayan conservado en el frigorífico, o si tuviera dudas de cuánto tiempo tiene los huevos en la nevera puede recurrir al socorrido, pero eficaz, método de disolver 125 gramos de sal en un litro de agua y sumergir el huevo. Si se queda en el fondo o entre dos aguas, su frescura está asegurada. Si por el contrario sale a la superficie la prudencia indica desecharlo. Existe otro método que es observarlo al trasluz, si existe una cámara de aire muy reducida el huevo está en condiciones de ser consumido.
La forma clásica de consumirlo es tal cual, ya sea en sartén o cocidos, donde el “tempo” marca su resultado, es el sistema más difundido, pero sus cualidades fisicoquímicas y organolépticas le han convertido en agente imprescindible en la elaboración de un sinfín de platos y recetas que precisan de su intervención.
La forma más limpia y rápida de pelar huevos cocidos.
Así por su capacidad espumante son vitales en la preparación de repostería y pastelería.
Su poder emulsionante es esencial para elaborar toda la gama de mahonesas y salsas derivadas, como la salsa tártara, el falso alioli o la salsa rosa.
Su capacidad colorante se emplea para añadir un toque de color y un acabado brillante proporciona el toque final en la bollería, masas como la pasta quebrada, la masa sablée, las empanadas, las mediasnoches, los hojaldres y hasta en el típico Roscón de Reyes. Utilizando el huevo entero batido o su yema con unas gotas de agua, y barnizar las supericies de las preparaciones antes del horneado.
Diserano
Como aglutinante y espesante los huevos son básicos para dar textura a cremas y sopas, o en el caso de la elaboración del mazapán o pasta de almendra, una pequeña cantidad de clara de huevo ligeramente batida amalgama el azúcar en polvo o glas con la almendra rallada o con harina de almendra.
Qué sería de flanes, púdines, natillas y cremas, tanto dulces como saladas, sin que interviniese el huevo y su capacidad coagulante. En combinación con otros alimentos les proporciona “cuerpo” y da como resultado riquísimos rellenos de quiches, pasteles de pescado, albóndigas, pasteles de verdura o carne…
WikiHow
Algo tan valioso en nuestra cocina como son los rebozados le deben la perfecta adhesión entre el producto con el envoltorio, el pan rallado, lo que evita el desprendimiento durante la fritura y le otorga consistencia a la cubierta del rebozado.
Su capacidad clarificante de las claras de huevo posibilita eliminar los restos sólidos en suspensión en muchos elaboraciones líquidas, pongamos el caso de consomés. El proceso es el siguiente, para desengrasar convenientemente un caldo hay que realizar un desegrasado, colandolo primero para retirar las partes sólidas que pueda tener, de las carnes o vegetales que se han utilizado en su elaboración y guardar el caldo resultante en el frigorífico durante unas 12 horas, esto permitirá retirar con facilidad la grasa coagulada que aparece en la superficie. Pero si se quiere conseguir una transparencia extra se pone a calentar de nuevo el caldo y se añade 1 ó 2 claras ligeramente batidas que, por efecto del calor, al coagular irán arrastrando las partículas en suspensión, prácticamente invisibles, pero que enturbian el caldo. Finalmente se vuelve a colar para obtener un caldo, no solo desgrasado, sino totalmente limpio.
Está visto que no podríamos vivir sin el huevo…, y mucho menos cocinar.
La capacidad de combinar de los huevos se muestra en esta receta de huevos al nido.
Ingredientes (4 personas):
2 patatas grandes 4 huevos 350 gr. de hígados de pollo ½ kg. de gambas peladas 1 cebolla 3 tomates 1 copa de vino de jerez Pimienta Aceite de oliva Sal
Comienza escaldando los tomates. Quédate sólo con la pulpa. En una sartén con aceite, sofríe la cebolla pelada y rallada. Añade la pulpa de los tomates y deja cocer a fuego lento.
En una sartén, sofríe los higaditos troceados y las gambas. Cuando estén listos, retíralos del aceite. Corta los higaditos en trozos pequeños y las gambas, ya peladas, también. En el mismo aceite donde se han refrito los higaditos y las gambas, vierte la copita de vino de Jerez. Agrega otra vez, los higaditos y las gambas ya cortados y el sofrito del tomate y la cebolla.
Escalda los huevos en agua con sal y vinagre. Aparte, pela y raya las patatas. Deposítalas en un molde especial de huevos al nido para fritura y fríelas en aceite muy caliente hasta que se doren. Extrae las patatas del molde y colócalas en los platos. Añade en cada nido los huevos escalfados y cubre cada uno con la salsa.
Decora cada nido con una ramita de perejil y listo para sorprender a tus invitados.
Los gazpachos manchegos son la receta que mejor conjuga buena parte de los productos de nuestra tienda, un puchero donde tienen arte y parte las carnes más representativas de nuestro muestrario (perdiz, conejo, pollo…) y algunos artículos que vendemos desde siempre, como las tortas cenceñas, y que seguiremos ofreciendo como parte de una cultura gastronómica que no debe olvidarse.
Dirán que no es un plato para esta época, es posible, que las modas dietéticas imponen otras elaboraciones, quizás. Pero no hemos encontrado mejor ocasión para rendir pleitesía que tal día como hoy. Es de ley dignificar una receta que se enraíza en la tradición más popular, cuya rusticidad se genera porque la naturaleza está presente en cada uno de sus ingredientes, que huele y sabe a monte, y que de tener otra nacionalidad habría alcanzado marchamo de plato de culto y los grandes chefs habrían cantado loas y elaborado finísimas versiones. Pero en esto, como en otras cosas, los gazpachos manchegos tienen matices “quijotescos”.
Pero su grandeza, que ya está justificada por cada unos de sus componenetes, lo alcanza también por su presencia en la literatura. Elaboraciones de más reconocimiento no tienen, ni por asomo, tanta presencia en la pluma de autores afamados.
Los gazpachos manchegos, que según Azorín “son siempre plural” (mientras que el andaluz es “siempre singular”), conocidos también como galianos, son la estrella de la cocina pastoril española y son, por supuesto, la aportación manchega más emblemática a la historia de la cocina nacional.
Tienen tanto arraigo que ya aparecen mencionados en el Quijote, cuando Sancho, cansado de pasar hambre en la Ínsula, nos espeta: “más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente, que me mate de hambre”.
Son gazpachos montaraces, que guisan los pastores en el monte, aunque también son muy comunes en las jornadas de caza y en cualquier otra celebración en el campo. Siguiendo con Azorín (que dedicó múltiples páginas a esta delicia culinaria): «Hay que distinguir entre gazpachos montaraces y gazpachos caseros, entre gazpachos ricos y gazpachos pobres, más propiamente llamados gazpachos ‘viudos’. Los ‘ricos’ son con pollo, o perdices, o conejo de monte, o liebre; los ‘viudos’ son con collejas”.
Es un guiso excelente para cualquier pieza de caza menor como el conejo de monte, la liebre o la perdiz .Y otro gran escritor y gastrónomo por excelencia, Néstor Luján, nos describe este plato, de origen humilde, pero de gran enjundia: “los gazpachos manchegos constituyen el plato regional por excelencia. Se trata de una torta de pan sin fermentar que acompaña a la perdiz, conejo de monte o liebre. Se suele guisar con manteca de cerdo, a la sartén y sobre fuego de leña. Es un excelentísimo plato pastoril, poderoso y carnal, un plato sólido para estómagos ávidos y capaces”.
Un ingrediente imprescindible en estos gazpachos manchegos, como bien comenta Luján, es la torta de pan sin fermentar o pan ácimo, que en La Mancha llaman “torta cenceña”. Su historia se remonta a relatos bíblicos: la tradición judeocristiana cuenta que el pueblo de Moisés salió huyendo intempestivamente de Egipto, sin mucho tiempo para terminar de preparar el pan, por lo que durante su viaje hacia Israel el pan que se consumió era pan ácimo. De ahí que tanto judíos como cristianos lo utilicen en sus conmemoraciones. Cuenta, además, con multitud de variantes por todo el mundo (los chapati indios, las tortillas mexicanas, el pan de pita mediterráneo o el mochi japonés).
La rehabilitación de una receta con tanto peso específico es la puesta en valor de una parte fundamental de nuestra historia.
Es hora de recuperar los buenos hábitos de la primavera. Encienda el fuego y prepare una soberana barbacoa con el pollo como invitado. Le vamos a sugerir delicados coquelet y elaboraciones propias para disfrute de todos.
Somos un país con una tendencia innata a vivir la vida al aire libre, y parte de esta cultura de agradecimiento al rey sol es cocinar y comer “al fresco”: es tiempo de barbacoa. Es la forma más antigua de cocina, donde el fuego real se pone en contacto directamente con los alimentos, y aunque aparentemente sencilla requiere de ciertas pautas para que el resultado sea perfecto.
El pollo ofrece mil variantes para una espléndida parrilla o barbacoa, ya sea “en bruto”, para lo que le recomendamos el suculento coquelet de Marie Hot (ave ideal para 2 comensales, con el mismo origen que el pollo Label Rouge, criado más tiempo que un picantón clásico para que alcance el punto de maduración óptimo) o en cortes y elaboraciones previas que nosotros le podemos suministrar, ya sean hamburguesas, pincho morunos, alitas adobadas…
Una parrillada que tenga como base el pollo, incluso eligiendo entre la gama más alta de nuestras aves, será más económico y enormemente más sano. Recuerde que estamos ante una de las formas más saludables de ingerir proteínas y con un aporte de calorías muy bajo.
Vamos con alguna aclaración a la hora de inaugurar la temporada de parrillas. Para que no hayas dudas, y siguiendo las lecciones magistrales de un gurú de esta manera de cocina, Juan Manuel Benayas, pongamos las cosas claras: La barbacoa debe tener su correspondiente tapa, todo aquello que no lo integre es parrilla, se acabó la discusión.
También nos sugiere utilizar siempre un combustible de calidad, estírese un poquito y evite aquellos negocios que nos ofrezcan material con descuento, corre el peligro de que no enciendan o que las brasas tengan un escaso poder calorífico y escasa durabilidad. Adquiera carbón vegetal en lugar de leña, la razón es que el carbón vegetal se convierte mucho antes en brasas que la leña, y es con las brasas como se cocina, no a punta de llama, como en algún caso hemos visto, y donde el resultado era una suerte de chamuscado de escaso valor para el paladar.
Ahora el intríngulis es saber cúal es el momento de colocar sobre la rejilla los alimentos. La experiencia es la que marca el instante, aunque puede aplicarse el truco de los 7 segundos, a saber: colocar la palma de la mano a unos 10 centímetros de la parrilla y notar que nos quemamos a los 7 segundos, ese es el punto. Si ya tuviera costra de realizar cada fin de semana la prueba, no insista, el hábito le habrá enseñado a elegir el momento de cocinar.
Para cocinar pollo a la brasa lo primero que hay que hacer es abrir el pollo y aplastarlo, para que quede todo lo plano que sea posible, y se haga por igual por todas partes.
Una vez abierto preparar una mezcla a base de aceite de oliva, ajo y perejil bien picadito, unas cucharadas de vinagre, pimienta molida negra y sal. Antes de poner el pollo sobre la parrilla pintamos con la salsa, y cada vez que le demos la vuelta en la parrilla (entre 5 y 6 veces en total, hasta que esté perfectamente hecho) lo volvemos a pintar.
Para acompañarlo escoja entre unos pimientos, abrillantados con aceite de oliva y sal, o unos tomates abiertos con un chorrito de aceite, una punta de sal y un toque de pimienta. Ya tiene la combinación perfecta.
Pero queremos proponerle otra opción: marinar previamente los trozos de pollo durante unas horas en el frigorífico sumergido en una combinación de ajo muy picado, cebolla rallada, vinagre, aceite de oliva, guindilla molida, comino, orégano, un chorro de Ketchup y un chorrillo de agua,
Llegada la hora sacar el pollo, salpimentar someramente y ponerlo al calor de las brasas donde iremos regando con el marinado al mismo tiempo que se va haciendo. El momento de hincarle el diente será cuando alcance ese punto crujiente y churruscado en el exterior.
Existen opciones muy suculentas para poner al fuego, sin trabajo previo, que ya nos encargamos nosotros de elaborarlo, y con el valor añadido de que los pequeños de la casa se pirran por ellas. Por ejemplo, unos pinchos morunos de pollo, que cada día preparamos para asegurar la frescura del producto, donde en una brocheta ensartamos deliciosas piezas del mejor pollo ligeramente adobado, intercalados con trocitos de pimiento verde. O nuestras deliciosas alitas adobadas, con todo el sabor. O hamburguesas de pollo, con excelente carne de pollo suavemente condimentadas para obtener el punto óptimo de sabor.
Lo dicho, que usted lo disfrute. Brindamos por ello, ¡¡¡salud!!!
2 coquelet 2 mangos 3 pimientos rojos comino curry 2 cebollas 2 tomates 1 limón aceite de oliva sal pimienta un vaso de leche de coco perifollo
Salar los coquelets por dentro y fuera
Picar finamente las cebollas y pocharlas en una olla hasta que sean transparentes
Colorar los coquelets en cada lado, añadir curry, comino y el vaso de leche de coco.
Cubrir y hacer a fuego lento 10 minutos
Añadir los pimientos, los 2 mangos cortados en palitos finos . Cocer 20 a 30 minutos.
Cortar las papayas en palitos finos
Pelar los tomates (echar los tomates en agua hirviendo unos segundos y enfriarlos en agua helada), pasar por la batidora con el aceite de oliva, el limón, la sal y la pimienta