Estamos en plena temporada de cítricos, tiempo en que se encuentran en su mejor época para su consumo. Clementinas, mandarinas, naranjas de mesa, naranjas para zumo deben ser incorporados a nuestra dieta, sumándolos al recetario para aprovechar sus mejores propiedades.
Por lo general los cítricos han sido asociados a la aportación de uno de los nutrientes más valioso para nuestra salud: la vitamina C, el elemento que nos hace resistentes a los catarros y gripes cuando surgen los primeros fríos. Pero sus propiedades no se restringen al suministro de este potente antioxidante, pues también nos abastecen de minerales vitales para el organismo, caso del potasio el magnesio, o de vitaminas B, como el ácido fólico, de carotenos, que cuidan de la salud de la piel y de la visión, o de flavonoides, asociados a disminuir riesgos cardiovasculares y protectores de la salud cerebral.
Si a ello sumamos que los cítricos suponen un alto contenido acuoso y un aporte importante de fibra, son alimentos perfectos para cuidar la figura, ya que ofrecen muy pocas calorías. En resumidas cuentas, es una fruta ideal en cualquier rango de edad y sea cual sea la actividad física de la persona.
Nuestros puestos en el Mercado de Chamartín se han vestido del característico color naranja, entre los que resaltan especialmente las Clementinas, a las que no debemos confundir con las mandarinas. Este híbrido, fruto de un cruce casual entre la naranja y el mandarino fue descubierto a finales del siglo XIX por Vicent Rodier, padre clemente (ya tenemos el origen de la denominación del fruto) responsable del cuidado de un jardín plantado de mandarinos del orfanato de Misserghin, en Argelia. Es de menor tamaño, más dulce, más jugosa, sin semillas y más fáciles de pelar que sus congéneres las mandarinas.
Y entre ellas las clementinas naturales recién recolectadas, sin tratamiento post cosecha y traídas desde el árbol a su mesa en 48 horas, lo que asegura que el fruto ha sido recogido en su momento óptimo de maduración. Es parte de nuestra apuesta por mantener el sabor más natural posible de nuestros productos.
Aunque tradicionalmente se ha considerado a la clementina como la típica fruta de mesa, en los últimos años su presencia no solo está garantizada en desayunos, meriendas o postres, también se ha integrado en el recetario integrándose en ensaladas, salteadas con verduras, acompañado a pescados –como el elemento ácido en los escabeches- y, por supuesto, como actriz principal en zumos, confituras, helados y una amplia variedad de postres.
RECETA DE ENSALADA DE PAVO CON SALSA DE CLEMENTINAS
Ingredientes:
Para la ensalada
Brotes tiernos
1 Pechuga de pavo
Queso feta
Uvas pasas
Almendras tostadas
Para la salsa con clementina
4 Clementinas
2 Chalotas
8 cucharadas Aceite de oliva virgen extra
4 cucharadas Vinagre de vino tinto
Sal y azúcar
Preparación de la salsa de clementinas:
Pica las chalotas muy finas y ponlas a rehogar con un poco de aceite y una pizca de sal en un cazo u olla no demasiado grande. Mantén a fuego medio hasta que estén doradas removiendo de vez en cuando.
Mientras se dora las chalotas, ralla la piel de dos clementinas (utiliza un rallador lo más fino posible) y reserva.
Añade la ralladura y con la ayuda de un tenedor exprime el jugo de las cuatro clementinas.
Deja que hierva lentamente hasta que la textura sea un poco densa, similar al jarabe(unos 5 minutos).
Añade 4 cucharadas soperas de vinagre de vino tinto, dos pizcas de sal y una de azúcar.
Remueve durante un minuto y agrega las ocho cucharadas de aceite de oliva.
Baja el fuego e integra todo bien durante un par de minutos.
Montando de la ensalada de pavo:
Coloca los brotes tiernos en el fondo del plato y alíñalos con un poquito de sal y aceite (menos de lo que echarías normalmente).
Corta el queso feta en cuadraditos no demasiado grandes y añádelos de forma irregular.
Pela las almendras (en caso de que vengan con cáscara) y con la ayuda de un cuchillo cebollero dales un golpe seco y échalas por encima.
Retira la grasa y la ternilla de la pechuga de pavo y dale varios cortes en diagonal para que el calor penetre con más facilidad. Con un poco unta ligeramente la pechuga por ambos lados.
Cocínala en una sartén o plancha sin aceite y a fuego medio-alto hasta que esté dorada por ambas caras (el tiempo varía mucho dependiendo del grosor). Añade sal y pimienta en el último momento.
Saca la pechuga a una tabla, trínchala en dados no demasiado pequeños y añádela en la ensalada.
Por último echa unas pasas y un poco de salsa de clementina. El resto de la salsa échala en un cuenco para que los invitados puedan servirse más si así lo desean. ¡A triunfar!
Receta de Ideasparacocinar