Debemos reprobar el anuncio de la Organización Mundial de la Salud sobre el riesgo de consumo de carne roja, y lo hacemos por haber lanzado una información demasiado genérica que da lugar a diversas interpretaciones y confusión entre los consumidores, así como una alarma en la población, y más cuando de consumo alimenticio se trata, donde la sensibilidad está a flor de piel.
Según la respuesta de buena parte de la comunidad médica es inadecuado atribuir a un factor individual un mayor riesgo de cáncer. Este es un tema muy complejo y depende de una combinación de factores como la edad, genética, dieta, medio ambiente y estilo de vida. De hecho, afirman, hay otros factores de riesgo mucho más importantes como causa de esta enfermedad que éste, desde la falta de actividad física, el tabaco o «factores ambientales», como, aseguran, «aire exterior e interior, contaminantes, así como contaminantes de suelo y del agua de bebida».
Tampoco han tenido en cuenta los hábitos alimenticios, pues en la Unión Europea el consumo real de carne y productos cárnicos es de 24 gramos al día, considerablemente inferior a lo que podría considerarse como una ingesta diaria alta, en tanto que la OMS coloca el nivel de riesgo en 50 gramos diarios.
Es también criticable por su carácter global, pues el anuncio tampoco entra en las condiciones de crianza de la carne, con la diversidad en cuanto a reglamentos y normativas que existen entre los diferentes países, y en los que el sector ganadero español está en el ranking más alto en lo relativo al estricto cumplimiento de los procesos naturales de producción cárnica.
En este marasmo alarmista causan estupor declaraciones como las del profesor David Phillips, de Cancer Research UK, miembro de la IARC (organismo integrado en la OMS y responsable del estudio): «La IARC se ocupa de la identificación de los riesgos, no a evaluar los riesgos. Esto significa que a la IARC no le importa en qué medida algo puede promover el desarrollo de un único cáncer, solo si lo promueve o no. Por ejemplo, pensemos en las cáscaras plátano: pueden causar accidentes, pero en realidad esto no sucede muy a menudo, además, el tipo de daño causado por pisar una cáscara por lo general no es comparable al causado por un accidente de tráfico. Sin embargo, en un sistema de identificación de peligros como el de la IARC, ‘piel de plátano’ y ‘accidente de tráfico’ terminarían en la misma categoría, ya que técnicamente pueden causar accidentes».
En resumen, el equipo de investigación incluyen en el mismo saco del peligro: carne, piel de plátano y accidente de tráfico”… Genial.
Nosotros, como carniceros, abogamos por una dieta variada, sana y equilibrada, donde entren todo los grupos de alimentos, entre ellos la carne por aportar nutrientes esenciales para el organismo.
Pues desde aquí, y hasta que mejoren su sistema de comunicación o no eviten las posibles malinterpretaciones de sus anuncios, les sacamos TARJETA ROJA.
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